EDUCACION FINANCIERA
Adolescentes y tecnología
Adolescentes y tecnología: cómo ayudarlos a conocer y usar herramientas de higiene digital
Sebastián Fernández Quezada, Jefe de Producto y Tecnología de VU, alertó acerca de los riesgos que derivan de no operar racionalmente. Recomendaciones para elevar el nivel de protección.
La tecnología es capaz de amplificar los alcances de cualquier acción y darle, además, una pátina de modernidad a viejos trucos. El antiguo cuento del tío ya no se intenta puerta a puerta y cara a cara: ahora late, agazapado, en formatos renovados y en el mundo digital.
La buena noticia es que tenemos cada vez más recursos para protegernos. Estos escudos son especialmente importantes en poblaciones vulnerables, como las personas de la tercera edad y también los adolescentes que, a pesar de ser nativos digitales y dominar estas herramientas, pueden ser víctimas de estafas virtuales.
Para reforzar esos cuidados, Sebastián Fernández Quezada, Jefe de Producto y Tecnología de VU, empresa que desarrolla productos para proteger la identidad digital de las personas y prevenir fraudes, compartió sus conocimientos en una charla difundida por streaming desde el I3, el Centro de Innovación Financiera de Grupo Petersen.
En el encuentro, moderado por el periodista Leandro Africano, Fernández Quezada repasó algunas características de los adolescentes que los hacen más permeables a este tipo de maniobras.
“A determinadas edades, los niños no tienen totalmente desarrollada la corteza prefrontal, que es la parte del cerebro que regula las interacciones, permite planificar, sirve para tener paciencia y determina funciones sociales. Entonces, las experiencias tecnológicas pueden provocar una afectación física”, explicó.
En ese sentido, también recordó una experiencia personal que, si bien le ocurrió de adulto, ilustra el nivel de irrealidad que el uso intenso de algunas herramientas ocasiona. “Cuando empecé a trabajar en tecnología, después de estar 10 horas delante de la computadora, movía el mouse cuando quería agarrar una taza en el escritorio. Por eso entiendo cuando un adolescente me dice: si mi celular se queda sin batería, siento ansiedad”, aseguró.
Los estafadores conocen estos pliegues y aprovechan las hendijas. Despliegan amenazas estacionales, que juegan con situaciones de coyuntura: vacunación contra el dengue en verano, contra la gripe en invierno, recitales de músicos populares, la criptomoneda de moda.
“En el fondo, el objetivo es alcanzar a la mayor cantidad posible de gente. A veces te suman contra tu voluntad a un grupo, y empiezan a compartir supuestas oportunidades de ganar plata desde tu casa haciendo críticas de productos o servicios. La dinámica es, por ejemplo, pagarte por tus dos primeras intervenciones, y luego te proponen invertir lo cobrado en una cripto, poniendo plata encima”, detalló.
Fernández Quezada le puso cifras a estos ataques. Dijo, por ejemplo, que los argentinos estamos conectados en promedio 4 horas más por día que los habitantes del resto del continente, y que se estima que tomamos el celular en nuestras manos entre 3.000 y 4.000 veces al mes sólo para ingresar a Instagram, Tik Tok y Whatsapp. “Una de cada tres estafas digitales en LATAM sucede en Argentina”, amplió.
“Lo que hacen muy bien las empresas de redes sociales y grandes apps virales es activar disparadores internos de atención, trabajar con el ciclo cerebral de las recompensas. Muchos resortes tecnológicos tienen que ver con experiencias de usuario y la conducta de las personas. Las apps -sostuvo- reducen o eliminan las fricciones y logran que la interacción sea cada vez en menos clicks”.
Es por eso que los teléfonos son cada vez más intuitivos, con un diseño de uso que permite que hasta los bebés los manejen.
En el caso de bancos y entidades financieras, están alcanzadas por regulaciones del Banco Central (BCRA), por lo que las identidades digitales de los usuarios están protegidas bajo estándares que contemplan, por ejemplo, la verificación de identidad al crear una cuenta u operar.
Herramientas de prevención
Entre otros conceptos, Fernández Quezada compartió las siguientes recomendaciones:
● “Es importante que los padres retrasen el uso del celular en los niños, y que cuando les den el dispositivo controlen que estén conectados lo menos posible”.
● “Para un estafador, la información personal que le demos es oro, porque le sirve para que bajemos nuestras barreras: la usan para aparentar que nos conocen”.
● “Hay que insistirles a los adolescentes con las buenas prácticas de higiene digital: no compartir información personal de manera pública, usar contraseñas fuertes, recurrir al segundo factor de autenticación y emplear biometría”.
● “Una forma de ayudar a los adolescentes es incentivar que los que han sido estafados lo hablen con sus compañeros y amigos. La víctima no tiene que sentir vergüenza”.
● “Entre los adolescentes, los fraudes más comunes se generan a partir de ofrecer oportunidades laborales, ganar dinero desde casa o inversiones en criptomonedas”.